Como
se dice por ahí, nos falta sufrir, llorar y aprender, hasta que no nos topemos
con los obstáculos más grandes no entenderemos la importancia del sacrificio
(no sé cuál será el límite, los resultados académicos siguen siendo pésimos y
más de uno va perdiendo el año) y en el momento de enfrentarnos a un mundo que
no admite sino profesionales políglotas con
mínimo una especialización, según el rector, no tendremos sino una única solución:
pedir limosna, con el respeto de los limosneros, negocio rentable en nuestra
ciudad.
Lo
acepto, no quiero estar más en el colegio, ya quiero sentarme en el pupitre de
una universidad pública, prestigiosa, aprender lo que me gusta no lo que me
toca, vivir estresada por satisfacción, en fin, algo distinto al colegio…. “abandonar
la doctrina” y seguir en la rutina, transformada, pero al fin rutina. Que sueño
tan bello, aclaro que lo llevo pensando hace más de un año, y aunque en muchas
ocasiones éste me rapta la intención de aprender cosas que mi otro yo considera
inútiles, sigo intentado sobresalir, o por lo menos mantenerme. Mostrar rebeldía
frente al conocimiento en el colegio, es para mí, una de las cosas más absurdas
de la vida, no hay nada más ilógico que pagar por algo y no recibirlo... hay
que pensar en todo, hasta en que tan inmaduro me veo tratando de ser “cool”, ¡reaccionen que se les acabó el primer semestre! omitan este mensaje si no les compete, como
en las compañías de telefonía móvil, y
siéntanse bien porque, aunque sea, ya usan un término universitario en el
colegio.
Soy
consciente de la rudeza de mis palabras, del poco tacto para abarcar el tema,
pero un jalón de orejas no está del todo mal, esta vez, a diferencia de muchas
otras, el regaño es totalmente para mis compañeros, el relajo, la vagancia y muchísimas
cosas más, los, o nos, están estancando en un punto no necesariamente bueno. Nos
quedan dos meses larguitos para el ICFES, cojan juicio y seriedad ya que de ahí
en adelante pueden ser los más desordenados y vagos, sin dejar a un lado el
respeto y teniendo en cuenta que en la puerta del horno se quema el pan.
DALILA ANDREA HENAO
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