domingo, 26 de mayo de 2013

UNA GOTA PARA REBOZAR LA COPA


Estoy cansada, es enserio, muy cansada.

Quisiera decirles que estoy cansada de estudiar, pero lamentablemente hemos perdido muchísima clase así que hemos tenido tiempo para “descansar”  haciendo tareas en la casa; y es mejor así, porque definitivamente la situación en el salón de 11-02 no es la mejor, para muchos no es novedad que el grupo que en el año anterior era 10-01 no tenía la mejor convivencia del mundo, y en vez de cambiar estudiantes para mejorar la dinámica, los salones quedaron relativamente iguales,  por consiguiente los problemas continuaron y se intensificaron llevando la tranquilidad a un concepto tan utópico que la mayoría de nosotros tiene un recuerdo vano de un día pacífico.

Es natural que existan problemas dentro de los grupos, la convivencia ideal es difícil de conseguir, y más aún en grupos de adolescentes, pero esta situación se está saliendo de control, es decir, ya hemos llegado a la violencia tanto física como psicológica, presenciamos bullying, discriminación, en fin, si buscan un ejemplo de grupo sin convivencia los invito a 11-02, estamos tan separados que parecemos dos salones en uno, hasta en formación nos dicen: “11-b 01 y 11-b 02” y no exagero.

Aún más preocupante que la problemática, es la falta de acompañamiento por parte de la institución, no soy muy amiga de las convivencias ni de la psicología, pero sí de los cambios cuando son necesarios, y evidentemente los necesitamos, no solo por el bienestar de aquellos agredidos, sino del grupo en general. Estamos en once, si durante todo el bachillerato no fuimos ejemplo de nada, entonces no lo seremos ahora, si en todo el bachillerato dos niñas no compaginaron nunca, no lo harán en once; es lo mismo que sucede al cumplir la mayoría de edad: literalmente de un día para otro, uno se convierte en ciudadano apto para tomar decisiones trascendentales en la sociedad, así sea el más irresponsable, desordenado e ignorante, tiene el deber de ser ejemplo para aquellos que muchas veces siendo años menores, son más ciudadanos que cualquiera.

¡Pero como solicitar algo cuando les interesa más la re-certificación!, eso que cuentos de educación con bases humanistas, que cuentos de participación estudiantil, ni el rector le pone cuidado a los estudiantes, que triste es evidenciar de cerca el poco eco que genera la voz de los estudiantes…. No es una amenaza ni mucho menos, pero los que conocemos el debido proceso somos más y la situación no es muy alentadora como para seguir tolerando más indiferencia.

No los invito a tener paciencia, es más compañeros, los invito a que se cansen tan rápido como yo de estas situaciones, aunque las vías de hecho son tomadas como revolucionarias, y más aún en nuestro colegio, las vías de derecho no están funcionando, y eso tiene mensajes escondidos por todas partes como dice el rector, para mí esto significa que es momento de actuar y exigir que nos escuchen.


 DALILA ANDREA HENAO 

lunes, 13 de mayo de 2013

LA INDIFERENCIA


Hola, la indiferencia es imposible de soportar. Fin.

No puede ser el fin porque se supone que lo que hago es escribir artículos de opinión, así que teniendo en cuenta la falta de acción en el colegio, me dedicaré a escribir un artículo con el que se sientan identificados, ya es hora de tratar temas más personales, para que los docentes nos conozcan y entiendan qué logran con sus actitudes.

Para mí es difícil hablar de sentimientos ajenos, empezando porque me sentiría cual psicóloga y no es exactamente una profesión que me llame mucho la atención; así que para evitar cualquier cosa, les hablaré de mí, en esta ocasión les contaré lo que la indiferencia logra en mí.

El año pasado “defraudé” a una profesora, hay momentos en los que uno, no es uno, o la presión hace de uno alguien que ni es ni quiere ser, todo sucedió en una presentación en el teatro; si mal no recuerdo yo iniciaba el “show”  y desafortunadamente me encontraba justo en uno de esos momentos, lo que sucedió fue que lo arruiné, la esperanza puesta en mi para hacer de ese momento algo memorable se fue al piso,  esto me significó, según algunos compañeros, “perder la confianza” de la profesora. Nunca lo sentí así, solo hasta que inició este año, solo cuando yo misma “me creí” el cuento de otros, de esos que dicen que soy buena, ese cuento que ratifico cuando escucho a mis compañeros decir que les gusta como escribo, o como hablo, pero aun y con sus comentarios falta algo, precisamente los comentarios de aquella a quien  fallé y de quién no recibo sino las palabras estrictamente necesarias.

Es completamente frustrante cuando tus compañeros reciben críticas tanto buenas como malas acerca de sus trabajos y tu nada, un simple “tome asiento” o algo parecido, cuando empiezas a ser excluido de tu grupo, cuando por más que lo intentas sigues siendo del montón, de los que no aportan pero no estorban, y se torna doblemente frustrante cuando notas que no eres tan bueno como antes, y que bajón de rendimiento esta directa o indirectamente relacionado con el deseo de recibir un comentario, bueno o malo reitero.

Con esto quiero demostrar cuan importantes son los reconocimientos de los docentes, criticas bien hechas pueden ser generadoras de desarrollo, de compromiso, y es que lo están generando, estudiantes que esperan con ansias una lección, hacen el doble de trabajo con gusto, acatan recomendaciones como hechas por sus madres, caras emocionadas en clase, definitivamente el sueño de un colegio y todo esto producto de comentarios de una docente, la misma que me ignora, pero la cual admiro por su forma particular de persuadir jóvenes.

Si compañeros, fallé en la celebración del día del idioma del año pasado y supongo (porque por más que pienso, no encuentro otra razón) que eso ahora me significa estar excluida, presenciar de cerca la emoción de mis compañeros, desear sentirla, recibir indiferencia, pero aun así confiar en la profesora. Tal vez sea cuestión de paranoia, o estrategia, porque conmigo son varios los que andamos tras el rastro de “los persuadidos” (por decirles de algún modo), estar al tanto de lo que hacen o dejan de hacer, y hacerlo o no. Es simplemente seguir el camino de los buenos, como dice el Chapulín.

DALILA ANDREA HENAO



lunes, 6 de mayo de 2013

ASÍ, RELATIVO, ES EL CAMBIO…


Lastimosamente no podemos decir “los que queremos un cambio somos más” y siempre ha sido así, como cosas de la juventud hablamos siempre de querer cambiar el mundo, de que el futuro sea distinto, de que los políticos no sirven, de que el calentamiento global nos va a matar, en fin, hablamos de muchas cosas, pero pocas veces escuchamos proponer un cambio que inicie en nosotros; para iniciar con mi artículo, cito las palabras de uno de mis artistas favoritos, Canserbro, “nuca habrá revolución sin evolución de conciencia”.

La intención no es otra sino resaltar la buena labor de varios estudiantes comprometidos, recuerdo muy bien el 23 de abril cuando sin ningún tipo de vergüenza, por el contrario sintiendo orgullo por encima de cualquier cosa, la personera de nuestro colegio acompañada de sus amigos más cercanos decidieron iniciar una campaña en contra del calentamiento global, algo tan sencillo como enseñar carteles con mensajes para cuidar el medio ambiente, para no botar basura, en fin, una labor desinteresada con la que  muchos se rieron, otros aplaudieron pero por la cual no se recibió absolutamente nada proveniente del colegio, es más, me atrevería a decir que más de uno ni se dio por enterado (no quiero decir con esto que el colegio debió dar premios, o algún tipo de remuneración a este grupo de estudiantes, con un “buen trabajo” proveniente tal vez del Rector bastaba) este “olvido” no impidió que obtuvieran el reconocimiento que se merecían, un Programa de la Universidad de Ibagué  denominado Ibagué Imagina Joven, pretende generar impacto en la comunidad joven, los líderes de esta campaña al enterarse de la iniciativa la adoptaron, pero no como suya, sino dando todos los créditos a los estudiantes del NUSEFA, así tal cual, generalizando, incluyendo a toda una comunidad estudiantil en un proyecto de dos o tres, que no recibieron en su casa lo que tal vez les reconocieron, no solo a ellos sino a todos nosotros, por fuera de la institución.

A veces pareciera que los esfuerzos inocentes de los estudiantes se ven opacados por mil y un intentos de conseguir no sé qué cosas, otras veces pienso que la filosofía del colegio no es realmente humanista, porque la parte humana va desapareciendo con la resignación. Reunir jóvenes que exhiban carteles con mensajes de conciencia por toda la carrera tercera y luego ponerlos en la plazoleta Simón Bolívar es de un impacto importante, pero que la idea tras de esto haya nacido en los pasillos de nuestro colegio lo es aún más, ¿por qué no  aplaudirlo? ¿Por qué no apoyarlo?

Más que una opinión al respecto (en estos casos, lo menos que quiero hacer es juzgar, soy una convencida de que el apoyo a este tipo de cosas es de corazón, no mas ) quisiera que el hecho de que los jóvenes se enteraran de estas cosas los motivara a unirse, uno debe ser coherente con el discurso, si estoy inconforme, lo hago saber pero  la vez propongo soluciones, si quiero cambios, lo hago saber pero a la vez propongo soluciones, soluciones es lo que necesitamos, si para algunos la solución empieza con carteles que incitan conciencia…. ¡Que empiece la solución! Y si para otros, por el contrario la solución empieza en los demás, dejen de rebuznar y póngase a leer.


DALILA ANDREA HENAO