12
de agosto, Día Internacional de la Juventud según la ONU y Día de las
Juventudes Ibaguereñas según el decreto 1-0307 por medio del cual se adopta la Política
Pública de Juventudes de Ibagué. Quisiera iniciar este artículo en torno a la
siguiente reflexión: no hay etapa, aunque paradójica, más bella que la
juventud: tienes toda la energía, toda la disposición, toda la inocencia y
credulidad para imaginar que un futuro mejor es posible, y entre muchas otras
cosas, todos tus cinco sentidos se encuentran en su máxima expresión de
potencia; todo empieza a complicarse
cuando te faltan lugares para desarrollar esos sentidos, convives con incrédulos
sin esperanza y sabes que aunque muchas veces insoportables, debes trabajar con
adultos que te roban la energía y la disposición todo el tiempo, por eso la
belleza y el horror de ser joven.
Mi
condición, mi convicción, mi discurso y todo lo que me relaciona directa o
indirectamente con la juventud prácticamente me obliga a escribir sobre un tema
de tan vital importancia. Desde mi experiencia como Consejera de Juventudes me
he topado con distintas clases de jóvenes, y puedo decir que ya nada
relacionado a ser joven es estándar ¿por qué?
Luego
de indagar afirmo, que tiempo atrás, hablo de unos 10 años o más, una
característica fundamental en la juventud era su dinamismo, no era necesario
sino poner “dinámico/a” como descripción para conocer la condición joven de una
persona; ahora bien, un joven del año 95 en adelante no tiene alientos ni para
comer, todo le da pereza, todo le fastidia, nada lo sorprende; en definitiva
hay más jóvenes de 40 que de 18 y eso, no solo para nosotros, sino para todos
debería ser alarmante.
Por
supuesto que no sería lo más correcto tratar de generalizar en el aspecto
anterior, ya que como muchos, yo hago parte de un segundo grupo juvenil activo,
aquí si hay de todo: músicos, bailarines, grafiteros, cantantes, deportistas,
artistas, escritores, académicos, en fin, un grupo tan heterogéneo que lo único
que comparte es la pasión por lo que hacen, cosas distintas en todo sentido,
pero tan llenas de significado y beneficios que no tiene mayor relevancia si
distan poco, o mucho de las demás, demostrando así que aún hay mucho que
invertir en materia de juventud, y que el hecho de ser jóvenes no nos relaciona
directamente con problemas.
Entonces,
en nuestro día (que muchos desconocieron por no ser festivo) rescato las
palabras del ex presidente del CMJ, Camilo Acevedo, “más que una felicitación
hago un llamado a reflexionar sobre el papel que desempeñamos en nuestra
sociedad”; ¿estamos aprovechando realmente las capacidades a flor de piel para
contribuir al desarrollo social, o al menos personal? “Recordemos que más que
futuro, somos presente; no podemos ser protagonistas de un futuro brillante,
sin haber ayudado a construirlo”.
DALILA
ANDREA HENAO GUERRERO
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