Quisiera
recordar hoy mi grado noveno, PLJ (Programa de Liderazgo Juvenil), diplomado
ofrecido por la Universidad de Ibagué del cual participé junto a mi compañera
Danna Ruiz, directora de este periódico, capacitación en la que debíamos desarrollar
un proyecto en pro de la institución en ese entonces decidimos apostarle al sentido de
pertenencia… no conozco otro estudiante de mi colegio que hable mejor del mismo
que ella, Danna, es espectacular, y aunque no en la misma proporción, siempre
hablo de los excelentes bachilleres que gradúa el NUSEFA.
En
ese entonces teníamos dos utopías, ahora siguen siéndolo y sé que Danna piensa
igual, la primera: quisiera escuchar alguna vez a los Nusefistas sintiendo el
orgullo que es notorio, o que en algún momento lo fue, en una de las
instituciones educativas oficiales más antiguas de Ibagué, que un eufórico locutor
de alguna emisora, en esos famosos conciertos escolares grite: “!donde está el
NUSEFA!” y el ruido sea tan estridente que los que no comparten el sentimiento
queden aturdidos, que le pregunten a cualquiera “¿en dónde estudias? “ y
responda con orgullo “en el mejor colegio de Ibagué” no importa si suena
altivo, no importa en realidad, el amor por nuestro colegio debería sentirse en
el ambiente.
El
proyecto lo iniciamos con campañas como “tu cómo ves tu colegio” o “qué es lo
que más te gusta de tu colegio” todo mediante actividades experienciales (en
ese momento no sabíamos exactamente qué tipo de pedagogía era), usábamos mucho
el impacto visual y aunque no lo crean,
nuestras últimas campañas funcionaron: las carteleras estaban en buen estado después
de meses solo con el papel seda decolorado por el sol, los chicos rayaban menos las
paredes y hasta se sentía mejor el ambiente escolar, obvio no logramos los
comentarios de arriba, pero algo era algo, la pregunta es: ¿Qué sucedió?
Creo
que iniciando es importante resaltar que el NUSEFA ya no tiene color, si, somos
el nuevo elefante blanco de la ciudad, hay que admitir que el amarillo quemado
que había antes no era el más estético, pero en definitiva era mejor que ese
blanco, neutro, triste, sucio, sin balbucear puedo decir que es el peor color
para un colegio, ¿Dónde queda la espontaneidad de ser joven? ¿Enserio piensan
que nos sentimos cómodos con eso? Ya bastante
tenemos con estar obligados a ver contabilidad, con extenuantes horas de clase
en medio de unos 28°C como para llegar a un lugar, en el cual pasas más de la
mitad de tu día, y sentirte en un sanatorio o en su defecto, una cárcel.
Lo
anterior lo menciono porque sé la importancia de tener algo que nos represente,
cada que llega ICONTEC el colegio cambia de color, no veo calidad en gastar
mucho dinero para pintarlo dos veces al año; pero más que un color, creo que
los mismos docentes, directivos y estudiantes por supuesto, se encargan de sub
valorar los logros de los nusefistas; es decir, lo único que aparentemente
hacen los del NUSEFA es nadar, no hay
escritores, no hay representantes, no hay ciclistas ni porristas, mucho menos
músicos ni artistas; es aquí donde entra la utopía numero dos: que todos los
logros, sean en el campo que sean, se reconozcan en toda la institución, sean
noticia del colegio, rumor de pasillo como mínimo; no dudo cuando digo que en
el NUSEFA mínimo mensualmente alguien logra algo, y se queda en el anonimato, o
simplemente en los halagos de sus compañeros de clase. Soy una convencida de
que el ejemplo arrastra, ver a otros sobresalir, inconscientemente estimula de algún
modo, y si muchos se animan muchos representan ¡entraríamos a ser tan
competitivos como cualquiera!, que gran sueño.
Antes
de dejar el colegio (me quedan aproximadamente 4 meses) me gustaría conocer a
ese alguien, precursor de ideas, amante del progreso, abierto a la crítica,
nusefista de sepa, agente de cambio… me gustaría conocer al nuevo o nueva “Danna”
que luche por hacer realidad las utopías, yo luché y lucho por mis sueños, ella
por los de todos; este nuevo personaje, que por supuesto cambiará un poco la
dinámica, será el encargado de continuar con la lucha, arreglar, cambiar o hacer
lo que quiera con nuestro proceso, obvio con una única condición: solo se puede
cambiar para mejorar.
DALILA
ANDREA HENAO
Que así sea Dalila, que así sea!!
ResponderEliminar