domingo, 28 de abril de 2013

LO PEOR DE NOSOTROS


Más de mil malas palabras, gargantas repletas de nudos a punto de estallar , caras enrojecidas por la ira, ojos a punto de descargar, dolores de cabeza, gritos, sentimientos, estrés, pasión, conformismo….. Yo soy de las que piensa que en momentos de presión no sale a flote lo mejor sino lo peor de las personas, o tal vez no lo peor sino lo que realmente sucede en la interacción entre individuos, lo que pasa por la mente de cada uno, solo que en este tipo de ocasiones no son pensamientos sino palabras, y cuando es imposible decir una palabra el cuerpo se convierte en un cartel ambulante que le enseña al mundo lo que en verdad se piensa.

Empiezo así este artículo recordando el 26 de abril como la última vez en mi vida que marché vistiendo el uniforme de algún equipo, llevando una bandera, haciendo un baile para divertir a la gente, intentando destacar por todo, uniformidad, coordinación, preparación, en fin, conseguir ser los mejores en todo a toda costa, esto implica recordar también lo que muchas veces no se toma en cuenta, y agradezco que así sea, el “detrás de escena”. Tratar de liderar esto  me convirtió en ese tipo de personas que detesto, por no confiar en los demás, por no permitir a otros colaborar, por querer hacerlo todo, casi un ogro, y afortunada o desafortunadamente no era solo yo, éramos  cuatro ogros encargados de coordinar, acompañados y dirigidos por otros dos, que si hablamos de jerarquías, serían  los reyes, mal pagados, por algunos detestados, y por otros muy amados, pero siempre reyes.

Es difícil llegar a entender el porqué de esas actitudes tan impropias en un grupo de jóvenes líderes que se han destacado siempre por liderar de una forma sana las actividades de grupo a lo largo de sus años de bachillerato, ese grupo que siempre toma la iniciativa y que por lo general consigue lo que se propone, el 26 casi colapsa, y por más fea que suene mi conclusión al respecto, y me disculparán aquellos que no entran en el grupo (he aprendido lo impropio de las generalizaciones), la idiosincrasia de los tolimenses llega a un punto en el que se convierte intolerante; La pereza, la envidia, la soberbia son actitudes comunes en cualquier persona, venga de donde venga, pero para ser más clara, adoptaremos el grupo de ogros (incluidos los reyes) como el estado y los demás, algunos más y otros menos, como la sociedad asistencialista, donde hay poca acción de la sociedad y una gran actuación del estado, exactamente lo que pasa con la mayoría de tolimenses que conozco. El asistencialismo está demasiado arraigado, pero aun así, todos se quejan de la ineficiencia de los líderes y como es de esperarse, nadie hace nada al respecto. Organizar un evento macro es imposible sin la ayuda de todos,  y actuar por convicción debería ser un valor común no una actitud de unos cuantos.

Confieso que estuve a punto de dejar todo botado al ver que muchos se jactan de lograr cosas, o de representar grupos a costa del trabajo de otros, pero retomo algunas palabras, a mi parecer muy sabias y reconfortantes, de un profesor, uno de los “ogros”: “la recompensa para los estudiantes que en verdad hacen las cosas no se ve ahora sino en el futuro, cuando sean jefes” Y por eso, además de justificar de algún modo mi actitud y la de mis compañeros, le agradezco a toda la promoción 2013 por participar, colaborar y superarse; Sin importar nada, a mi parecer todo salió perfecto y espero que cada vez la participación de todos sea más activa, más participativa, menos asistencialista y practique más el principio de subsidiariedad para que en un futuro todos seamos jefes.

NOTA: El principio de subsidiariedad en palabras de Octavio Arizmendi Posada, “es un criterio sólido para la realización de procesos de desconcentración del poder y delegación de las funciones entre los varios niveles de autoridad al interior de las entidades”.


DALILA ANDREA HENAO









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